Traje de mengala zaragozano
“Las zaragozanas de antaño usaron el traje de mengala como un distintivo de la indumentaria española en los años de la conquista de los pueblos guatemaltecos.
Su uso comenzó alrededor de 1,890 logrando su mayor auge en los años de 1,920.
El traje de mengala zaragozano, a pesar de la escases económica, y poco acceso a materias textiles, era elaborado con gran esmero en cuanto a detalles que les hiciera lucir más delicadas y femeninas.
La mengala de Zaragoza está conformada por una falda de algodón puro, holgada, vueluda o plisada, en colores suaves o con estampados de cuadros pequeños o flores discretas. Para dar volumen a la falda se utilizan tres enaguas de manta.
Delantal largo con dos bolsas al frente el cual se usa sobre la falda.
Blusa de algodón o manta en color blanco, con mangas largas y cuello alto con un detalle de encaje, pasa listón o bies en los puños y el cuello.
Chalina o rebozo de encaje o cualquier otro material disponible, estas era en su mayoría de color negro.
Utilizaban aretes pequeños o medianos y algunas gustaban de lucir un relicario en el cuello.
Se peinaban con dos trenzas ceñidas con vistosos listones a los lados.
Botines negros de cuero con ojetes y cintas que permitían amarrar y dar seguridad a este calzado.”
Su uso comenzó alrededor de 1,890 logrando su mayor auge en los años de 1,920.
El traje de mengala zaragozano, a pesar de la escases económica, y poco acceso a materias textiles, era elaborado con gran esmero en cuanto a detalles que les hiciera lucir más delicadas y femeninas.
La mengala de Zaragoza está conformada por una falda de algodón puro, holgada, vueluda o plisada, en colores suaves o con estampados de cuadros pequeños o flores discretas. Para dar volumen a la falda se utilizan tres enaguas de manta.
Delantal largo con dos bolsas al frente el cual se usa sobre la falda.
Blusa de algodón o manta en color blanco, con mangas largas y cuello alto con un detalle de encaje, pasa listón o bies en los puños y el cuello.
Chalina o rebozo de encaje o cualquier otro material disponible, estas era en su mayoría de color negro.
Utilizaban aretes pequeños o medianos y algunas gustaban de lucir un relicario en el cuello.
Se peinaban con dos trenzas ceñidas con vistosos listones a los lados.
Botines negros de cuero con ojetes y cintas que permitían amarrar y dar seguridad a este calzado.”
Roselia Figueroa
Paisajes de Zaragoza